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Sampaoli es el peor de todos


Por Daniel Lagares

Porque le gusta Callejeros. Porque admira al Indio Solari. Porque sí. Porque se declaró bielsista y Bielsa le dijo que él era mejor. Porque habló bien del kirchnerismo. Porque habló bien de Menotti. Porque es pelado. Porque conoce a Guardiola. Porque le ganó la final de la Copa América (por penales) a la Argentina. Porque lo bancó Messi. Porque lo designó Tapia vía Angelici. Porque llamó a Icardi. Porque llamó a Higuaín. Porque no llamó a Agüero. Porque va a llamar a Agüero. Porque sí. Sampaoli es (y seguramente será) el peor de todos, el más malo. Está solo.


Sampaoli es todo eso en el imaginario del hincha que lo mira de reojo y tiene los fósforos listos. El combustible lo acerca la prensa apresurada en el juicio, activa como nunca con tantos “periodistas depordivos” según la extraordinaria definición de Walter Vargas. Antes de empezar, Sampaoli no tiene perdón.

Sampaoli no ayuda, bueno es decirlo. “Vuelvo porque la patria me llama” fue, palabras más palabras menos su explicación de por qué dejaba Sevilla. Demasiado. Ni San Martín fue capaz de tanto.

No dará entrevistas individuales. No dejará ver los entrenamientos “de verdad” y aunque aclaró que fue a pedido de los futbolistas, se acomodó a la exigencia de los jugadores y encontró la excusa perfecta para cerrar puertas. Quizá algún cronista osado se trepe a un árbol para observar alguna práctica como hizo él aquella vez que, ya técnico, lo expulsaron de un partido y se disfrazó de Tarzán en Casilda. Que se cuide: los periodistas veteranos , hace veinte años, treparon las colinas de Letrat para ver lo que las lonas de Passarella-Gallego-Sabella impedían observar. Está todo inventado, parece.

De Sampaoli se sabe poco, a pesar de todo lo que se dijo y escribió. Es que Sampaoli, hasta ahora, fue sólo discurso y 90 minutos ante Brasil que no definen nada. Línea de tres o de cuatro, un volante central o doble cinco. ¿De qué va a jugar Messi?, ¿quien lo acompañará? Preguntas aún sin respuesta. La única verdad es que a Sampaoli lo van a salvar los resultados, no el rendimiento. Así de corta es la vista. Para llegar al rendimiento y al resultado necesita trabajar. Traducido: entrenar. Después, competir. Y recién después la crítica será válida. No tiene tiempo porque las urgencias clasificatorias lo obligan a “sacar un resultado” en el Centenario (si es que a Chile no le quitan los dos puntos de escritorio). No tiene tiempo porque los clubes europeos patrones no le facilitarán a los jugadores. Y porque, sin tiempo, debe convencer a esos jugadores de que el camino elegido es el correcto. Mientras tanto, que curta la piel para recibir lonjazos.

No tiene derecho a la queja Sampaoli. Sabía que iba a ser así. Que aquí, es así. Los caníbales futboleros necesitamos alimentarnos. (Fuente: Clarín).

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