Superó la anorexia al dedicarse a las artes marciales
Fiona, oriunda de Glasgow (Escocia), vivió una adolescencia marcada por una lucha infernal contra su cuerpo. A los 18 le diagnosticaron anorexia nerviosa crónica: medía 1,60 metros y pesaba nada más que 30 kilos. "Había veces en las que no comía ni bebía nada en todo el día", confesó la joven en una entrevista con el sitio Bleacher Report.
Sin embargo, logró reconvertir esa lucha interna en algo más material cuando se aficionó a las artes marciales de forma causal. "Tomé una clase mientras iba a la universidad y sentí que esto era para mí", reconoció. Este deporte fue su terapia saludable para salir de esa enfermedad que la había consumido.
"Ahora me enfoco en ser fuerte, estar en forma y saludable, en lugar de parecer un esqueleto", aseguró. Además, explicó que las artes marciales son su forma de pelear con la anorexia, una batalla que cree que no dejará nunca atrás pero con la que ahora cuenta una herramienta efectiva para combatirla: "Todavía tengo estos pensamientos, pero en un lugar donde puedo lógicamente luchar contra ellos".
El mes pasado publicó una fotografía partida de cómo era hace siete años y ahora para concientizar sobre los desórdenes alimentarios para colaborar con la organización británica B-eat.
Actualmente es un luchadora aficionada de artes marciales mixtas, con la mira puesta en convertirse pronto en profesional. Paralelamente de que lo consiga o no, no hay dudas de que esta actividad cambió el rumbo de su historia y así lo cuenta en su perfil de Instagram.
Muchas de las imágenes que muestra en su perfil son de sus entrenamientos en la Jackson Wink MMA Academy en Albuquerque, Nuevo México. Actualmente está entrenando lejos de su tierra natal para prepararse para su tercera pelea amateur en la división de peso de 105 libras.