Quién da más: está en venta uno de los departamentos más caros de Buenos Aires
Es el 14º "A" del edificio Kavanagh, el más emblemático de la ciudad de Buenos Aires. Cuesta 3,9 millones de dólares.
Quien quiera compartir una reunión de consorcio con la ex diputada Alicia Castro, con los periodistas Joaquín Morales Solá o Jorge Lanata o con el abogado Carlos Maslatón, ahora tiene la oportunidad de hacer realidad su deseo. Por una vía un poco cara, eso sí: salió a la venta el departamento más costoso y emblemático del edificio Kavanagh, el 14 "A" (se lo denomina así aunque ocupa todo un piso), que en su momento perteneció a Corina Kavanagh, la impulsora, hace 81 años, de la construcción de la torre ubicada en Florida 1065. Por la propiedad de 740 metros cuadrados (475 son cubiertos), su actual dueño, el millonario Lord Alain Levenfiche, pide 3,9 millones de dólares. "La decisión se tomó a partir de que vemos un mercado inmobiliario más entonado, debido al clima positivo en lo político y económico que está viviendo la Argentina, al éxito del blanqueo y al hecho de que el país está de vuelta en la mira de inversores del exterior", contó a LA NACION un allegado al dueño del piso.

Levenfiche nació en París, vive en Londres y se dedica a negocios inmobiliarios con propiedades de lujo en Europa, América, África y Asia. En 2003 le compró el departamento a la familia Roberts, los segundos propietarios del inmueble luego de Corina Kavanagh, por una suma bastante inferior a la que pide ahora. El magnate y playboy suele viajar a Buenos Aires en la temporada de polo. El resto del año lo pasa en Inglaterra, en su yate de 44 camarotes en Ibiza y en centros de sky.
El edificio tiene 105 departamentos, pero el 14 es el único con vistas a 360 grados abiertas a la ciudad, al Río de la Plata y a plaza San Martín. Los 251 metros cuadrados de espacios abiertos corresponden a la terraza de la "proa" (la "marca" de diseño de la construcción) y a dos jardines propios. La parte cubierta se divide entre cinco habitaciones (todas en suite, y las más grandes con 80 y 60 metros cuadrados, respectivamente), un comedor para doce personas, un living dividido en dos partes, una barra iluminada como discoteca, play room y cocina y baños remodelados. La propiedad posee una baulera de 14 metros cuadrados, pero no tiene cochera.
El edificio fue inaugurado en enero de 1936 (el año pasado cumplió 80), por iniciativa de la millonaria de ascendencia irlandesa Corina Kavanagh, quien le encargó la obra al estudio de arquitectos de Gregorio Sánchez, Ernesto Lagos y Luis María de la Torre, muy prestigioso por entonces. La construcción se hizo en el tiempo récord de 14 meses y en su momento, con una altura de 120 metros, fue la torre de hormigón más elevada de América latina. Los 105 departamentos se reparten en 31 pisos (todas las unidades son distintas), con cinco escaleras, palieres privados, locales en la planta baja y cocheras de cortesía.
En 1999, el Kavanagh fue declarado por la Unesco Patrimonio Mundial de la Arquitectuta de la Modernidad, y también es Monumento Histórico Nacional. Uno de los mitos sobre el edificio es que, por ser monumento histórico, sus propietarios no pagan ABL, pero esto es falso. Por este impuesto el 14 tributa más de diez mil pesos por mes.
La leyenda más famosa acerca del Kavanagh alude a una venganza por un amor que no pudo ser, y que habría motivado en su momento la construcción del edificio. Aunque hoy el nombre de la obra está asociado a la aristocracia porteña, en los años 30, Corina Kavanagh era una "nueva rica", sin la sangre azul suficiente como para que la aceptara María Mercedes Castellano de Anchorena, la madre de su pretendiente Aarón Anchonera. Por la decidida oposición de su madre a este casamiento, Aarón terminó cortando la relación con Corina.
La familia Anchorena, ferviente católica y dueña del palacio que lleva su nombre (actual Palacio San Martín y Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto) había mandado a construir la Basílica del Santísimo Sacramento, cruzando la plaza San Martín. Años después, cuando tenía 39, Corina vende tres de sus estancias, compra el terreno frente a la Basílica y construye el rascacielos que termina obstruyendo la visión entre la mansión de los Anchorena y su iglesia.
La realidad es que esta "venganza arquitectónica" no fue lo que llevó a la millonaria de ascendencia irlandesa a construir el edificio. El motivo fue más terrenal: por ese entonces, la renta de los campos había bajado y era superior la de departamentos para venta y alquiler. En la misma época, otras familias acaudaladas se volcaron a este tipo de negocios, como los Estrugamou, cuyo palacio homónimo se encuentra a 300 metros del Kavanagh.
Mercado para pocos
Levenfiche había puesto en el año 2008 el mismo departamento a la venta, por 5,9 millones de dólares. Era un valor caro para el Kavanagh, cuyos departamentos hoy cotizan en un piso de 3000 dólares el metro cuadrado (hay mucha disparidad de valores dentro de la misma construcción porque hay departamentos reciclados a nuevo y otros muy deteriorados). El magnate inglés apostaba a capitalizar el "valor simbólico" de la unidad, pero aunque hubo algunas consultas de interesados, la operación nunca se concretó, y su propietario resolvió retirarlo del mercado."Creemos que hoy sale en un valor competitivo, se trata de una propiedad emblemática de la ciudad, aunque no es la más cara", dice a Christian Jeckeln, director de Patagonia Synergia Real State, una firma que se dedica a la comercialización de propiedades de lujo, principalmente estilo francés, art déco y racionalista, y a quien Levenfinche encomendó la operación del 14 "A". "Lo que se ve es que tanto inversores como propietarios del segmento de alto valor abandonan su postura de wait and see de los últimos cinco años y salen a la cancha, con un panorama más claro", agrega Jeckeln.
En la actualidad, las propiedades más caras de la ciudad están en las torres modernas de Puerto Madero o Palermo Chico, donde el valor del metro cuadrado puede llegar a superar los ocho mil dólares, lo que lleva el precio de algunas unidades por encima de los cinco millones de dólares. Aunque son cifras que están más allá del alcance de la mayoría de la población, hay inversores internacionales atentos a la brecha de precios de propiedades Premium en todo el mundo y apuestan a la revalorización de las ciudades más rezagadas en el precio de su real state. En Nueva York, por ejemplo, hay departamentos valuados por encima de los 100 millones de dólares.
"La gente interesada en vivir en el Kavanagh es muy particular, por lo general no son familias, y hay un poco de todo: artistas, intelectuales, políticos, empresarios", cuenta a LA NACION un propietario de una de las unidades del edificio. "No es, como muchos creen, un lugar exclusivo de multimillonarios, el público que se acerca es diverso. Gente que valora estar a pasos del centro, la privacidad y vivir en un sitio con legado histórico", completa. Los departamentos más chicos, de 120 metros cuadrados, salen al mercado con un valor piso de 400 mil dólares.
Y es cierto que el Kavanagh no es el típico edifico moderno con amenities. No tiene pileta, ni SUM, ni gimnasio, ni cocheras; ni siquiera portero eléctrico: los que llegan deben anunciarse en la puerta. No hay rejas, se cruza la puerta de entrada y ya se respira el aire del microcentro. Una calle angosta (que lleva el nombre de Corina Kavanagh) separa este edificio del Hotel Plaza.
Además de las figuras conocidas mencionadas en el primer párrafo, por el Kavanagh pasaron miembros de la familia Pérez Companc, de los Ezkenazi (los ex dueños de YPF), José Alfredo Martínez de Hoz y Carlos Corach. A esta lista se sumará el comprador que busca Levenfiche, el magnate de 66 años, que a los 17 ya llevaba recorridos 130 países y a los 30 ya se había retirado tres veces del mundo de los negocios, para volver otras tantas. (Fuente: La Nación).