¿Es posible producir en un campo sin agrotóxicos?


La chacra La Aurora, de 650 hectáreas (foto), fue premiada como una de las 52 experiencias mundiales de explotación con agroecología. No utilizan agrotóxicos y su rendimiento económico es muy superior al de los campos transgénicos.


En una región dominada por transgénicos y agroquímicos sobresalen 650 hectáreas rebeldes, donde producen (sin venenos) trigo, ganadería y pasturas desde hace veinte años. Priorizan la producción, pero también el cuidado del ambiente y los alimentos sanos. A contracorriente del agronegocio, la chacra (llamada La Aurora) está ubicada en el sur bonaerense y fue seleccionada por la FAO (organismo de Naciones Unidas) como una de las mejores experiencias mundiales de agroecología. Mantiene buenos niveles de producción, tiene menores costos que los campos transgénicos y cuenta con buenos márgenes de rentabilidad. Juan Kiehr, al frente de la chacra, resume su filosofía: "Quiero dejarle a mis nietos un campo mejor del que heredé".

Cifras de los últimos diez años: La Aurora produjo un promedio de trigo de 3100 kilos por hectárea, sólo 200 gramos por debajo del promedio de la zona con manejo convencional (de químicos). Con la gran diferencia del menor gasto de insumos. Los costos directos por hectárea en la zona (campos transgénicos) son de 350 dólares por hectárea. En La Aurora son de 100 dólares por hectárea (un ahorro de 250 dólares). Lo cual explica el margen bruto de ganancias muy por encima que el de campos transgénicos. Y lograron un promedio de 100 toneladas de carne por año.

La FAO destacó los logros de La Aurora: estabilidad productiva y económica, disminución de costos, nulo uso de productos tóxicos, estabilización de la producción y cuidado del campo.

"Considero que es una obligación del hombre de campo producir alimentos sanos. Y cuando uno más lee hoy día queda claro las consecuencias que tiene el uso de todos estos químicos. Más leés, y más te convencés de que estamos en el camino correcto, producir sano", afirmó Juan Kiehr. Explicó que el agronegocio no es para él: "Recibí este campo por herencia y no quiero dejar un cadáver para mis nietos. El otro sistema deteriora el campo, por eso opté por este sistema agroecológico".

La gran pregunta que se impone es cómo controlan las "malezas" (plantas no deseadas que tienen a maltraer al agronegocio, con cada vez más uso de químicos). Hicieron que otros cultivos "compitan" con las malezas y, sobre todo, no enloquecieron cuando aparecía (o aparece) alguna planta no deseada. Reconocen que nunca llegaron a tener un lote completamente libre de malezas, pero eso no impactó en el rendimiento. También lograron demostrar que la agroecología no es sólo para pequeña escala (donde el discurso del agronegocio la quiere recluir), sino también para campos de gran escala, incluso de miles de hectáreas.

Juan, Erna y Eduardo tomaron el escrito de la FAO como un reconocimiento a años de trabajo en soledad, cuando eran señalados con desconfianza por otros productores y técnicos. En un futuro cercano proyectan dejar más espacios para plantas, árboles, cordones verdes; que son refugio para insectos y animales. (Fuente: Página 12).

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