Club Huracán

Por Manuela Chiesa de Mammana (*)
     Probablemente haya sido 1947. El Club Huracán lucía casi nuevo, sus instalaciones recibían disciplinas deportivas, juegos de salón, bailes y fiestas. Pero además solía adecuar un gran escenario en su conocida cancha de pelota a paleta para las compañías que llegaban o pasaban por el pueblo ofreciendo comedias o espectáculos musicales.


      Probablemente haya sido octubre. La nochecita se presentaba placentera y en el club todo era movimientos y preparativos. Poner sillas, dar preferencia a las de las primeras filas, ubicar el escenario a una altura cómoda para actores y público, conseguir el mobiliario para la escena, eran algunas de las actividades que daban color a aquellas tardes de comedias.

      Con la ansiedad propia de quienes no tienen ocasión de ver teatro muy seguido, ni bien empezaba a oscurecer nos arremolinábamos en el patio del club para no perdernos detalle.

      En aquella oportunidad se representaba una comedia romántica con actores conocidos en gira desde Buenos Aires. La escena principal transcurría en un moderno living donde de vez en cuando sonaba un emblemático teléfono blanco.

      La obra incluía la música y la letra de un tema de moda que el actor principal le cantaba a una joven, rubia y bonita por quien había sido rechazado.

      Todavía recuerdo el tono lastimero del galán cuando entonaba: “Paloma, cásate conmigo..."

      Probablemente fue octubre de 1947.

      Villaguay, pueblo aún, disfrutaba de la comedia romántica felizmente representada en el club Huracán.


(*) El texto forma parte una serie de cuentos y retratos del antiguo Villaguay.

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  "La obra incluía la música y la letra de un tema de moda que el actor principal le cantaba a una joven". (Foto ilustrativa). 

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