"Como a eso de las once, un sonido extraño salió por la ventanita de la cocina"


 Por Manuela Chiesa de Mammana (*) 

El pardo Santiago llegó a la estancia 'El Suspiro' después de la derrota de Artigas frente a Ramírez, en Sauce de Luna. Había acompañado al caudillo desde Las Tunas pero padecía de una acentuada tartamudez que lo marginaba de la tropa, por lo cual decidió quedarse en 'El Suspiro'.


Voluntarioso y discreto, no le costó mucho granjearse la confianza de los patrones. Sólo las creencias de brujos y aparecidos, reinantes en la zona, lo ponían tembloroso y tiritón.

Ese día, mientras sacaba las malezas de los canteros, escuchó que por la estancia andaba rondando "el yerbiador": un gaucho manso que por las noches cambiaba la personalidad para robar la yerba de la cocina de los peones. Si no la encontraba empezaba a silbar ininterrumpidamente, hasta que alguien aparecía y lo invitaba a que se fuera.

Quiso la mala estrella del pardo que aquella noche la yerbera de la cocina de los peones, después del mate de la tardecita, quedara vacía.

La noche serena de julio anunciaba una gran helada.

Los patrones y la peonada se fueron a dormir ni bien oscureció. Como a eso de las once, un sonido extraño salió por la ventanita de la cocina. Santiago atravesó el patio tiritando de miedo. Entró resuelto en la cocina, alumbró con el candil y allí estaba el famoso "yerbiador", silbando y silbando ante un Santiago temblando asustado porque no podía encontrar la yerba que lo liberara de aquel extraño personaje.

(*) El texto forma parte una serie de cuentos y retratos del antiguo Villaguay.

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