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En la calle se dice que…

domingo, 9 de abril de 2017

   El resumen de la semana se sintetiza en esta palabra: dolor. Por más rabia que se acumule contra las circunstancias que se dieron para que Micaela terminara muerta. Por más impotencia que se sienta ante los hechos irremediables ocurridos a causa de la negligencia judicial. Por más sentimientos que surjan en torno a toda esta semana que pasó, todo termina siempre en el dolor.

 No alcanza su sonrisa multiplicada por miles en las redes sociales y en las pancartas que marchan pidiendo justicia verdadera. El dolor es inmenso. Fue el padre de Micaela quien, en el peor momento de su vida, le dijo a los jóvenes que trabajen en el mismo sentido de los sueños de Mica: Hacer una sociedad mejor que esta. Los cambios, sin dudas, deberán comenzar por la Justicia, porque esta Justicia de hoy, es la que sentenció a muerte a Micaela García en el momento mismo en que se firmó la liberación de su asesino.


Punto para la Policía

No fue un hecho policial típico, se mezclaron emociones, sentimientos y mucha ansiedad. Lo cierto es que el peor de los finales no opacó la dedicación y el enorme esfuerzo policial puesto a disposición de esos padres para encontrar respuestas en medio de la incertidumbre. El Gobierno Provincial no mezquinó recursos y puso toda la logística posible al servicio de estos padres, incluso la que permitió un trabajo conjunto con la Policía bonaerense con resultados rápidos y efectivos. Las palabras de los padres sobre el rol de la Policía de Entre Ríos y del fiscal que tuvo en sus manos la causa dejan claro este comportamiento. Fue impecable para las personas que más demandaban acompañamiento y dedicación. Y eso es lo que importa. Un punto de reconocimiento a una fuerza muchas veces castigada pero que dio profundas muestras de profesionalismo y compromiso en un caso que conmovió a la provincia.


Cómo no marchar

La convocatoria por #Niunamenos encontró el eco natural que demanda la evitable muerte de otra mujer a manos de un asesino. Pero el agravante en este caso se multiplica, no solo porque la muerta era una incansable luchadora contra la violencia de género y la desigualdad social, sino que contó con la complicidad de la irresponsabilidad mostrada por el juez Juan Carlos Rossi, de Gualeguaychú, que dejó libre a Sebastián Wagner sin tener en cuenta los informes del servicio penitenciario que el aconsejaban lo contrario.

Cómo no marchar contra este tipo de Justicia, como no marchar contra un sistema que sigue permitiendo muertes amparándose en leyes que lo permite. Cómo quedarse callados cuando la muerte es la única respuesta que sigue marcando el reclamo por una Justicia real que ampare a nuestras mujeres contra la violencia de género en todas sus formas. Si no hay cambios reales la muerte de Micaela habrá servido de poco. (Fuente: diario La Calle).