Denunció que dos testigos de Jehová la abusaron en su infancia
Una joven -de 21 años- de la localidad de Santa Elena, departamento La Paz, denunció que fue abusada por dos hombres que se desempeñan como siervos ministeriales en la congregación local de Testigos de Jehová. Los hechos reiterados habrían tenido lugar durante su infancia, “cuando tenía entre 8 y 9 años“, contó en diálogo con 9 Ahora, luego de publicar una denuncia en su cuenta de Facebook.
“Yo era testigo de Jehová, pero dejé de ir hace unos años”, dijo la joven, al tiempo que señaló: “Siempre fui buena gente, con buenos modales. Me sentía confiada al participar de las reuniones, había gente muy buena”. Cuando era una niña, “dos personas que eran de la confianza de mi mamá comenzaron a manosearme y tocar mis partes íntimas, además de desprestigiarme”, relató.
Los episodios de abuso habrían ocurrido repetidas veces, cuando los siervos ministeriales estaban en la casa de la víctima, avalados por la confianza que infundía su cargo dentro de la religión y por la cercanía a la familia. “Me tocaban todo el cuerpo, se excitaban conmigo, me subían a upa y se tocaban. Una vez uno de ellos me dijo que quería jugar conmigo, pero me manoseaba y me decía cosas. Me hacían sentir muy incómoda”, indicó.
“Yo no entendía nada, no era consciente de los abusos. Era muy inocente, incluso durante muchos años después, en mi adolescencia. Yo no esperaba que me pasara una cosa así”, aseveró la joven. “Cuando tenía 17 años me alejé de esa religión y empecé a tener novio. A veces cuando estaba con mi novio me descomponía y ahí empecé a entender que había sido abusada“, puntualizó.
“Desde los 13 años tengo ataques de pánico. Algunos me decían que era un invento, porque a veces me descomponía dentro del salón donde nos reuníamos. Era porque yo sentía miedo, nervios, y no podía hablar porque me iban a decir que era mentira y me iban a desprestigiar”, manifestó.
“YA NO TENGO MIEDO”
En Semana Santa -una fecha que los Testigos de Jehová llaman la Cena del Señor-, la joven se animó a contar todo lo que vivió a los ancianos de la congregación, quienes son las autoridades encargadas de las tareas de “supervisión y pastoreo”. “Son dos ancianos nuevos, que llegaron hace poco. Me habían invitado a la celebración y les dije que no iba a ir porque me sentía mal, y les expuse lo que había sufrido”, dijo.“Siempre me había esforzado por hacer todo bien, por cumplir con Dios, ser una buena chica, no hacer nada malo. Y tuve que soportar los abusos y que ahora incluso ellos lo nieguen. Me van a hacer quedar como lo peor. Cuando era chica nunca lo hablé, por miedo. Ahora ya no tengo miedo, no tengo vergüenza de contarlo”, expresó.
“Sufrí mucho desprecio cuando intenté tener novio, porque tenía ataques de pánico. Se me bajaba la presión, me descomponía, me quedaba como ida”, admitió la joven, que debió recibir asistencia psicológica para intentar superar la situación. Al respecto, contó que los episodios de pánico le “pasan de la nada, cuando me vienen recuerdos, cuando escucho una risa parecida a la de ellos o hay algo que me hace relacionarlos”.
“Ahora quiero hablar y quiero que la gente me escuche. Me cansé de cruzármelos por la calle y verlos riéndose de mí, mirándome con cara de degenerados, mirándome el cuerpo, haciéndome sentir mal”, sostuvo. “Ellos eran como ejemplos. Todo lo que yo quería era creer en Dios, nunca le hice mal a nadie”, dijo.
MÁS VÍCTIMAS
Al mismo tiempo, la joven aseveró que habría otras víctimas. “Uno de los dos también intentó abusar de mi prima, pero ella se soltó y salió corriendo. Yo ni siquiera pude salir corriendo. Mi prima me dijo que había visto que manosearon a otra chica, pero se fue hace tiempo de Santa Elena y no sabemos nada de ella, no sabemos cómo localizarla”, dijo. “Son gente mala y pueden hacer mucho daño. No quiero que otra nena sea víctima de estos dos“, remarcó.
La joven identificó con nombre y apellido a sus presuntos abusadores. Además, detalló que uno de ellos trabaja en una pañalera y conduce un camión. El otro vive actualmente en San Luis, pero ha venido a Santa Elena en ciertas ocasiones. “Quiero que la gente tenga cuidado”, dijo.
“Yo era una nena, ¿cómo puede ser que hagan eso? No llego a entender cómo esa gente vive tan tranquila. Ellos eran otra cosa, ¿cómo iba a saber que me iban a hacer eso?”, manifestó y agregó: “No quiero echarle al culpa a todos los testigos de Jehová, porque hay gente muy buena”
“Quiero llevar una vida normal, quiero vivir como las chicas normales. A veces se me van todas las fuerzas. Antes no podía gritar ni hacerles contra. Ahora ya me dije a mí misma que tengo que terminar con todo esto, terminar con este miedo. Ahora los ancianos les sacaron algunos privilegios sin avisar los motivos, pero igual están bien parados ante la gente de la congregación. “Por más de que me sienta mal, sé que dije mi verdad y no me quedé callada“, concluyó.
LA DENUNCIA POR FACEBOOK
Tras denunciarlo ante el Cuerpo de Ancianos de su congregación, la joven decidió hacerlo público en su cuenta de Facebook, junto a dos fotos de los presuntos abusadores.