Minutos después de las 15 y con la presencia de autoridades municipales, educativas y de las fuerzas armadas y de seguridad, exdocentes y egresados, el Martiniano festejó sus ocho décadas con un acto protocolar al que también asistieron distintas instituciones educativas de la ciudad, tanto primarias como secundarias.
Luego de entonar el Himno Nacional y la marcha de Entre Ríos, Florencia Bruchi, alumna que asistió desde el nivel inicial hasta el terciario en el establecimiento, pronunció palabras alusivas reflejando lo que significa “el Colegio” tanto para ella como para todos los que transitaron sus pasillos alguna vez.
Más tarde, el rector Raúl Piazzentino dio la bienvenida a los presentes y destacó:
“A las instituciones las hacemos todos, cada uno de nosotros al habitarlas. En el acto de hacerlas nuestras, le damos sentido por los vínculos y lazos que construimos con otros en estos ámbitos, que a pesar del paso del tiempo perduran. Eso permite comprender la presencia de todos ustedes hoy, que se reconocen parte integrante de este lugar simbólico que es la Escuela Normal”.
En su discurso realizó un repaso de la configuración del Martiniano Leguizamón hasta llegar a lo que es hoy, basándose en tres momentos: la creación de los colegios nacionales, la inauguración de magisterios y las transformaciones que sufrieron hasta convertirse en escuelas nacionales normales superiores.
En ese contexto, reseñó que “en la actualidad la historia sigue inscribiéndose y el edificio cuenta con todos los niveles de educación obligatoria más el nivel superior” y subrayó que “el terciario constituye uno de los más destacados en el ámbito provincial por las 8 carreras que comprende y por los 1.200 jóvenes que asisten”. También enumeró las propuestas de postitulación de modalidad virtual, que tienen como destinatarios a tres mil docentes.
“Hoy constituye un espacio múltiple de formación. Desde este presente entendemos que la historia nos constituye pero no nos determina inexorablemente, sino que representa una gran oportunidad para comprender y emprender juntos con la comunidad un camino de rupturas en algunas matrices históricas. Es preciso hacer aún más habitable este espacio público que es la escuela Martiniano Leguizamón”, añadió.
El profesor resaltó que ahora el desafío es “renovar los esfuerzos en la construcción conjunta de un proyecto ético, político, afirmado en la profunda convicción de las posibilidades de todos los sujetos que llegan a la escuela”.
Posteriormente llegó el turno del Coro municipal, que interpretó un entretenido potpurrí de canciones. Un eufórico aplauso se escuchó luego de que los coristas entonaran un tema popular sudafricano en Zulú, denominado “Siyahamba” o “Caminamos en la luz de Dios”.
Otro de los momentos más aplaudidos y emotivos se vivió cuando alumnos del nivel inicial, se colocaron enfrente de los asistentes y luego de coreografiar la canción “La vida es un vals” de Diego Torres, soltaron decenas de globos amarillos y negros –colores representativos de la institución- por el aire.
Para finalizar se descubrió una placa recordatoria que grafica las ocho décadas del establecimiento y se invitó a los presentes a visitar la muestra fotográfica y pictórica que prepararon los alumnos de diferentes niveles.
