"Ante las inclemencias del tiempo en nuestro departamento hay zonas que han quedado prácticamente aisladas, por lo cual se ha gestionado un vehículo Unimog 4×4 y personal militar para asistir por motivos de salud o alimentos a los distintos distritos".
El comunicado circuló en los últimos días en las redes sociales, difundido por el senador provincial Beltrán Lora (Cambiemos, Nogoyá), y da cuenta de un hecho novedoso que se transformó en corriente durante el mes de abril, probablemente el de más lluvias de los últimos años.
Las poblaciones rurales, aisladas por caminos que quedaron destruidos e intransitables, no encontraban modo de "salir". Entonces, apareció la "salvación" a partir del pedido al Ejército de vehículos todo terreno para auxiliar a los pobladores aislados.
"El Ejército pondrá a disposición de la localidad de Irazusta un vehículo todo terreno, para romper el aislamiento por mal estado de ruta 51", anunció el 15 de abril el senador Nicolás Mattiauda (Cambiemos) en su cuenta de Twitter. Fue el único modo de permitir a los pobladores trabajar o mantener la actividad en las escuelas.
Ejército al rescate
Pero la tarea no será inmediata. Por eso, los vehículos Unimog del Ejército siguen cumpliendo su tarea de asistencia. El sábado, personal del Ejército se dirigió en Unimog hacia Crucesitas Séptima, en el departamento Nogoyá, llevando medicamentos y mercadería para el lugar.
También se acercó en el vehículo a cinco personas mayores y dos menores oriundos de la zona. El viaje entre Nogoyá-Crucesitas-Don Cristóbal-Nogoyá empezó a las 10 de la mañana del sábado y finalizó a las 21,30, y esa odisea fue producto del pésimo estado de los caminos.
Cuando se conformó el Comité de Crisis para el departamento Nogoyá, se pudo a disposición la unidad Unimog 4x4 para la provisión de medicamentos a las zonas rurales. Sin embargo, ni este rodado todo terreno se salvó de la odisea que implica salir de los campos con las incesantes lluvias.
Tristemente célebre
Crucesitas Séptima es un poblado diminuto del departamento Nogoyá al que se llega por camino sin pavimentar. El pueblo se hizo tristemente célebre por el caso de la familia Gill.
José Rubén Gill era cuidador de la estancia La Candelaria. Vivía con Norma Margarita Gallegos, su mujer, y sus cuatro hijos: María Ofelia de 12 años, Osvaldo José de 9, Sofía Margarita, de 6 y Carlos Daniel, de 4.
El 12 de enero de 2002 fue el último día que los vecinos los vieron por la zona. Al día siguiente estuvieron los seis en un velatorio en Viale, a veinte kilómetros de Crucesitas Séptima.
Desde entonces nada se sabe de ellos. Aunque nadie se preocupó por su paradero sino hasta tres meses después, y la Justicia nunca pudo dar con un dato cierto que permitiera determinar cuál fue el destino de los Gill. (El Entre Ríos)
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