Se llamaba Matías Valentino Fernández y tenía casi dos años. Su cuerpo sin dientes, órganos, manos ni pies fue hallado a la vera de la ruta 11, entre Miramar y Mar del Sud, y hasta ayer era un NN del que no se conocía ni el sexo. Pero el ADN confirmó su identidad y también cómo fue su muerte: el 10 de marzo se ahogó con una bombita de agua mientras jugaba en la localidad de Batán. Sus familiares lo velaron en la casa familiar y luego lo sepultaron en el cementerio Nicanor Otamendi. Pero hoy se conoció que el cajón estaba vacío y roto. Hay dos detenidos.
"Que el ataúd esté vacío y roto indica que el robo del cadáver se produjo en el cementerio", explicaron a Clarín fuentes de la investigación luego de que se exhumara el féretro donde se suponía que debía estar el cuerpo de Matías tras el pedido de la fiscal que investiga el caso, Ana María Caro, titular de la Fiscalía Descentralizada de General Alvarado.
Durante ese doloroso paso judicial estuvieron presentes los papás del chiquito que insólitamente, 11 días después de su muerte, apareció a la vera del arroyo La Totora mutilado.
Luego de que dos sepultureros excavaran en la tumba en el cementerio Otamendi, el féretro fue trasladado hacia otra área del predio donde la Policía Científica fue la encargada de examinar el ataúd. Allí se constató no sólo que estaba vacío sino que estaba roto, lo que hace presuponer a las autoridades que el robo del cuerpo de Matías se produjo en el cementerio.
Luego de conocer este dato, fuentes del caso informaron que "se produjeron tres allanamientos: uno en la funeraria de Boquerón, otro en la casa del dueño de la cochería en Mar del Plata y el tercero en la vivienda de un sepulturero, en Otamendi". (Fuente: Clarín).
