Desde octubre estará en la calle en el nuevo billete de $ 1000 con la figura del hornero, que se prevé llegue a ser el 11% del total en monto emitido para diciembre del año que viene.
Para el último trimestre del año también está prevista la moneda de $ 5 y el nuevo billete de $ 20 con la figura del guanaco, en reemplazo de Juan Manuel De Rosas y la Vuelta de Obligado.
Los billetes tendrán más medidas de seguridad, con animales autóctonos en reemplazo de personalidades históricas, como ya sucedió con la ballena franca austral en el de $ 200 y el yaguareté criollo en el de $ 500.
El año que viene saldrá la moneda de $ 10 y el billete de menor denominación que hará el BCRA será el de $ 20, porque el costo de imprimir cada billete es de $ 2 y su vida útil de un año y medio.
Los de $ 2, de $ 5 y de $ 10 son los que se deterioran más rápido. En cambio, las monedas son prácticamente eternas y mucho más baratas de hacerlas, ya que desde hace cinco años no se fabrican más de cobre (que, al ser un commodity, con el alza del precio podÃa ser caro hacerla), sino de acero con un revestimiento especial, que sirve para que una máquina expendedora pueda leerla.
Federico Sturzenegger tiene como premisa mejorar la calidad del circulante, ya que hoy los billetes se desgastan mucho y pierden calidad. Como no tenÃan la tecnologÃa para poder destruir tantos billetes (hay un exceso de los de $ 100), instalaron otra máquina en la Casa de la Moneda, que fue pagada por los propios bancos, que permite aumentar fuerte los niveles de destrucción, proceso que llevará cinco años. En marzo y abril destruyeron $ 40.000 millones: fueron 400 millones de billetes de $ 100 deteriorados.
La autoridad monetaria busca converger a un circulante de mejor calidad, con menos billetes deteriorados, con modelos matemáticos que ayudan a definir cuáles son los billetes que se necesitan y cuántos de cada categorÃa, lo que se llama el cono o pirámide monetaria. (Fuente: El Cronista)
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