Fue un escándalo. Sucedió en Estados Unidos, en un combate de boxeo que puso en juego el cinturón de campeón interino de peso supermediano de la Federación Internacional de Boxeo (FIB). Todo comenzó con el final de la pelea. En el cierre del octavo asalto, el venezolano José Uzcátegui conectó con un doble golpe al estadounidense Andre Dirrell, que cayó seco sobre el ring. Sí, un (casi) certero KO. Pero hubo un problema: el ataque fue centesimas de segundo después de que sonara la campana.
Todo se descontroló. Los médicos comenzaron a asistir a Dirrel, mientras sus fanáticos y conocidos intentaban subir al ring. Su tío y entrenador, Leon Lawson, sí logró acercarse al venezolano, que seguía la definición desde su esquina. Sin mediar palabra alguna, y cuando parecía que tenía una actitud pacífica, le aplicó un doble golpe al rival de su discípulo, como buscando vengarse por mano propia. Un gesto cobarde, que por suerte no provocó una violenta reacción de Uzcátegui.
Los jueces de la pelea descalificaron Uzcátegui y le dieron el triunfo a Dirril, que después se acercó a su oponente para saludarlo y disculparlo por los golpes fuera de tiempo. Lawson, por su parte, se escapó del estadio y estaba siendo buscado por la policía local. (Fuente: La Nación).
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