Diego junto a su cuerpo técnico |
Diego Lifschitz está dirigiendo con éxito al club Atenas de Carmen de Patagones, que milita en la Liga Argentina de Básquetbol (ex Torneo Nacional de Ascenso). El villaguayense, que llegó cuando el equipo estaba en las últimas posiciones del certamen y comprometido con el descenso, ha logrado revertir la actualidad deportiva de la institución, elevando notablemente la performance del elenco sureño al punto de ubicarlo en el 5° lugar de la tabla de la Conferencia Sur. La paralización del torneo por el coronavirus lo encontró al equipo de Diego en su mejor momento y el desafío será mantenerlo allí cuando retorne la competencia, previsto para el 1° de mayo.
- Hace algunos años atrás dirigiste en el Torneo Nacional de Ascenso (TNA) ¿Qué cosas te sorprendieron de esta Liga Argentina 2020?
- La gran diferencia es la forma de competencia, ya que hay partidos cada dos, tres o cuatro días. Cuando me tocó trabajar en esta divisional, entrenábamos para jugar un sólo partido a la semana o a veces viernes y domingo. Pero ahora hay giras en las cuales se juegan tres partidos en seis días o se vuelve de viaje, entrenamos durante dos días y al tercero ya hay que jugar de nuevo. Después, algo normal por el paso del tiempo es que van cambiando las generaciones de jugadores, con la llegada de jóvenes valores. También se ven algunas cosas distintas pero se dan por la misma evolución del deporte, como por ejemplo la implementación de nuevas tácticas de juego, que a mí me toca conocer por el hecho de ver básquet y a los demás entrenadores les debe pasar lo mismo. Lo más preponderante sin dudas es la forma de disputa del campeonato, ya que tenemos poco tiempo semanal para trabajar porque es en el entrenamiento donde se generan las mejoras y correcciones que faltan incorporar, necesarias para lograr el funcionamiento pretendido del equipo.
Diego Lifschitz está cumpliendo un excelente trabajo en Atenas de Carmen de Patagones |
- Sí, pero en definitiva al final de cada fase terminamos jugando la misma cantidad de partidos. Hace algunos años en la Liga Nacional, a través de un estudio matemático que realizó una universidad en base al cálculo de las distancias recorridas por cada equipo, se implementó jugar con este formato. Sirve para abaratar costos y reducir la cantidad de kilómetros recorridos por los clubes de Liga Nacional y Liga Argentina. En cuanto a la tabla de posiciones no solamente está la diferencia en la cantidad de partidos disputados por cada equipo en la segunda fase sino que también hay un arrastre de puntos de la primera fase. Esto hace que a veces un elenco esté ubicado más arriba o más abajo según los puntos que arrastró desde la fase inicial de la competencia. Por ejemplo, mi equipo, en la primera fase había ganado sólo un partido de nueve jugados. Y cuando yo me hice cargo de Atenas el récord era dos triunfos en once partidos, por lo tanto el arrastre de puntos fue un peso en contra bastante importante con el cual tuvimos que luchar para salir adelante. Hay equipos que hicieron una muy buena primera fase y arrastraron una mejor cantidad de puntos, por lo cual están muy bien posicionados. Este sistema hace que también difiera la ubicación de cada equipo en la tabla más allá de la diferencia de partidos disputados. Nosotros somos uno de los equipos que más partidos jugó (22) y cuando llegué a la dirección técnica de Atenas, estábamos fuera de los clasificados a play off y hoy no solamente que estamos adentro, sino con grandes posibilidades de hacerlo con ventaja deportiva (definiendo como local).
El villaguayense dando indicaciones a sus dirigidos |
- ¿Cómo es Atenas, club al cual apodan el “Griego” de Carmen de Patagones?
- La ciudad de Carmen de Patagones aunque geográfica y políticamente está ubicada bien al sur de la provincia de Buenos Aires, basquetbolísticamente es Río Negro, porque participa en los torneos de esta provincia. Cruzando dos puentes (se puede ir hasta caminando o en bicicleta) se llega a Viedma que es Río Negro, vale decir que las ciudades están muy juntas, prácticamente pegadas. Inclusive hay colectivos urbanos que cruzan de un lado a otro a cada rato. Carmen de Patagones es una ciudad chica y pintoresca, tiene una parte nueva y otra muy antigua, por lo cual creería que es una de las más viejas de todo el sur argentino. Aunque Atenas tiene otras disciplinas, es un club muy basquetbolero y familiar, bastante parecido a los clubes entrerrianos y también a los de Villaguay. En cuanto a la población, quizás los entrerrianos son en general más afectuosos y acá un poco más fríos, pero es su forma de ser, porque es muy buena gente.
- ¿Cómo te sentís allá, a más de 1000 km de Villaguay?
- En lo particular, me siento cómodo, muy bien atendido, los dirigentes del club han sido muy buenos conmigo, con excelente trato y no me dejan faltar nada. Indudablemente que los resultados también ayudaron a que la adaptación sea mucho más rápida y la relación excelente. En el deporte profesional es inevitable, esto es así. Lo único malo es que estoy lejos de mi familia, pero esta convocatoria me tomó en un momento muy bueno de mi carrera como entrenador, en mi forma de trabajar, algo que por ahí no lo alcanzaba a entender cuando era más joven. Porque me encontré con formas de resolver situaciones mucho más aplomada y tranquila pero supongo que es parte de los años que tiene uno y también de los años de experiencia trabajando en esto.
¿Con qué te encontraste como plantel cuando llegaste a Atenas? De acuerdo a los resultados, el DT anterior, nada menos que el “Negro” Carlos Romano, un peso pesado dentro del básquet argentino, ingresó en un ciclo de derrotas que no pudo revertir.
- Me acostumbré a no opinar sobre el trabajo del entrenador anterior. Entiendo que cuando se cambia un DT es porque las cosas no están bien. Lo primero que noté apenas llegué y traté de modificar enseguida es que había fichas que no estaban reemplazadas porque había lesionados y fui rearmando el plantel con jugadores que hice traer, sobre todo jóvenes que nos cedieron clubes de Liga Nacional “A”. El equipo no estaba bien anímicamente y eso repercutía en lo deportivo o quizás los resultados contribuyeron a ir menoscabando la capacidad anímica del plantel. Yo traté de ocuparme de cerrar una puerta y arrancar un trabajo nuevo. Ayudó que los jugadores se engancharon rápido con lo que yo pretendía de ellos. Me encontré con un grupo de jugadores con ganas de mejorar, de aprender y sentirse parte del equipo. Al principio me costó porque estaban bastante caídos y también divididos. Hice hincapié en que tenían que enfocarse en el trabajo diario, en cada ejercicio y entrenamiento que hacíamos. Fuimos mejorando con cada partido que jugábamos, eso hizo que el foco se ponga exclusivamente en el rendimiento. Posteriormente, los resultados se fueron dando y las relaciones entre los jugadores se mejoraron solas.
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