El colchón empezó a incendiarse y él, de la impresión, soltó un grito que sacudió a toda la casa. "Salí disparado al baño, que está al lado de la pieza". Su hermano menor, con quien comparte la habitación, lo auxilió y, tras varios intentos, pudo apagar el fuego del colchón, que quedó chamuscado e inservible.
Catriel se pasó agua fría por el torso, quería aliviar el ardor. ¿De dónde venía el fuego? ¿Qué había pasado? Mientras estaba en el baño "pasaron unos minutos, pero no aguantaba el dolor", confiesa.
Volvió a su habitación y vio su Motorola E5 Play derretido, el teléfono se había prendido fuego. En medio del alboroto y la preocupación de sus familiares, un vecino lo llevó hasta el Hospital Municipal La Falda. Antes de las 9 de la mañana los médicos y enfermeras de la guardia atendieron un caso rarísimo por primera vez: una quemadura causada por un cortocircuito en un celular.
El doctor Lucas Viotto, director de la entidad, comentó a Clarín sobre el estado del joven: "Él tenía el celular sobre el pecho, por lo que presentó quemaduras de grado 2 en la región del tronco y abdomen del lado derecho, al igual que en las piernas". El lugar donde sufrió más daños fue en la axila derecha.
"Me trataron muy bien. Me limpiaron con unas gasas, con suero y me colocaron una pomada especial para las quemaduras. Habré estado... una hora o un poco más", recuerda Gómez. Le vendaron todas las heridas y así pudo salir, porque explica que "no podía estar al sol".
Pese a las lesiones, Viotto informó que Catriel ingresó al hospital completamente consciente, por sus propios medios y con los signos vitales normales, aunque sí estaba "en estado de ansiedad, producto de lo ocurrido. Él lo que manifiesta es que sintió ´como si le hubiesen prendido un soplete´, imagínese".
Cuando estuvo de vuelta en su casa, todavía "shockeado" por la experiencia, Gómez escribió en su página de Facebook sobre el accidente y admitió que pensó que esto no pasaba. Quiso que esto sirviera como advertencia para sus contactos y amigos.
La publicación duró poco tiempo: "Me hackearon el Facebook, no sé, lo recuperé por mi cuenta de Google pero entré y la publicación no estaba más. Tengo todo lo demás". Hasta el día de hoy algunos de sus amigos le confiesan que no lo podían creer. "Pensaban que los estaba cargando", dice.
Catriel es mecánico, puede mencionar modelos de motocicletas de memoria, y aunque tuvo algunas ahora prefiere ahorrar para un auto. El torso, la axila y los muslos le molestan, "a veces como que me tira la piel, está cicatrizando y está más seca", pero lo que más le incomoda, dice, es no poder trabajar. Todo su lado derecho está sentido. "Por ahí estoy bien, pero levanto la cuchara para comer y arde o la ropa me molesta un poco". Catriel es diestro.
Gómez es el mayor de cinco hermanos, dos chicos y dos chicas, con quienes vive junto a su mamá. Hace dos años fue padre y cuando habla de su nene la voz se le llena de orgullo. La madre de su hijo y él no están juntos pero se llevan bien.
El celular lo había comprado a crédito hacía menos de un año y todavía está pagándolo en cuotas. Ahora un amigo le prestó un teléfono con el que puede comunicarse y cuando tiene que enchufarlo para cargarlo todavía lo piensa un poco. En su casa, todos están atentos cuando tienen que conectar los suyos.
Por el tipo de lesiones que sufrió el joven, Viotto estima que su recuperación total tardará poco más de 30 días. Mientras tanto, él se cambia las vendas a diario y se aplica una pomada especial para quemaduras.
Aún no está claro si el accidente ocurrido se debió a algún defecto de fábrica del celular. Catriel asegura que tanto el cable como el cargador eran originales y tenían menos de un año de uso. También negó que hubiese cortes eléctricos esas horas, el único aparato eléctrico que entró en combustión fue su celular. No ha decidido si tomará acciones legales contra la compañía, desde donde aseguran que han tratado de comunicarse con él. Fuente: (Clarín).
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