"Las veredas desiertas de Cavi Borgo, las ventanas cerradas y la gente que no sale" |
Estimados lectores: esta vez escribo sobre la situación actual en Italia y obviamente en un tono distinto al que están acostumbrados. No se puede creer cuánto ha cambiado la situación en tan poco tiempo, pasamos de subestimar el problema a estar paranoicos de un día al otro: voy a intentar un breve resumen combinando datos objetivos con apreciaciones subjetivas.
Hace sólo 4 semanas la entonces epidemia de COVID-19 nos parecía una película de cine catástrofe ambientada en China: la escena tantas veces vista de funcionarios oficiales con trajes protectivos montando operaciones de “caza” y aislamiento a los infectados, calles desiertas, hospitales desbordados e información confusa y dispersa.
Mientras tanto, los gobiernos europeos atinaron a limitar el tráfico aéreo con Wuhan.
Una semana después -24 de Febrero- se hizo público que el virus había llegado a Italia, precisamente a Lombardía y Véneto, en zonas específicas de ciudades industriales con contacto frecuente con Wuhan, que fueron inmediatamente confinadas.
Todavía teníamos la ilusión de que el problema estaba controlado y que no afectaría al resto del país.
Los dirigentes políticos aprovecharon para dispararse chicanas y crear polémicas inoportunas mientras cada región tomaba medidas aisladas y asimétricas ante la falta de una estrategia nacional y en ausencia de un liderazgo claro desde Roma.
En Liguria lo único que hicieron fue suspender las clases y entonces organizamos una agenda con nuestros amigos para ocuparnos de los niños por turnos.
Hace 2 semanas la cantidad de casos comprobados se disparó y el gobierno empezó a evaluar medidas más restrictivas en las zonas más golpeadas – principalmente Milán en Lombardía y Torino en Piemonte.
Varios días después -el sábado 7 de marzo- se filtró el comunicado que entraría en vigencia el domingo 8 y que pretendía controlar el desplazamiento de los residentes en Lombardía hacia otras regiones, lo que provocó un éxodo masivo sin precedentes.
Miles de milaneses que tienen casas de fin de semana sobre el mar o familiares en el centro de Italia huyeron de la capital para preservarse y multiplicar los contagios en zonas hasta entonces menos afectadas.
Aquel domingo en Liguria parecía un feriado de verano: sol radiante y temperatura agradable con playas, bares y restaurantes llenos de gente como nunca en esta época.
La desprolijidad del gobierno en la implementación de la medida más la falta de consideración y criterio de los habitantes generó un caos en toda Italia.
Hace menos de una semana se endurecieron las medidas, ampliándose la restricción de movimiento a todo el país.
El decreto prevé reducir los desplazamientos por motivos inevitables como visitas médicas, obligaciones laborales y de aprovisionamiento dentro de los límites del municipio de residencia.
"La mítica Via Aurelia que conecta las ciudades sobre el mar se ve muy extraña sin tráfico" |
Suspendimos la agenda de los niños ya que la flamante cuarentena nos invita a quedarnos en casa el mayor tiempo posible, desplegando la creatividad para disfrutar del tiempo en familia y evitando pensar cuándo y como sigue esto.
En lo estrictamente personal, nos consideramos afortunados ya que tanto Elena como yo trabajamos desde casa hace años y además vivimos en un pueblo literalmente sobre el mar, lo que nos permite llevar a nuestra hija al aire libre varias veces al día sin tener contacto con nadie.
Dejar de ver a los amigos y suspender las reuniones es lo que más cuesta: es cierto que el hombre es una criatura social.
A cambio, estamos experimentando una inédita cantidad de horas en casa compartiendo entre los tres.
Cocinamos recetas nuevas, jugamos a las cartas, ordenamos los roperos y limpiamos los vidrios como nunca antes.
Pero lo cierto es que la situación global es grave y deja al descubierto algunas verdades incómodas: Europa ha desplazado a China y Corea como epicentro del brote y aparentemente la Comunidad Europea no tiene un plan común sino que está haciendo muy poco y muy tarde.
Peor aún, los diferentes cursos de acción adoptados exponen la fractura de la insalvable grieta entre la cultura latina y la anglosajona: mientras España, Francia e Italia intentan desesperadamente contener el virus para salvar a la mayor cantidad de ciudadanos posible con la presión al sistema sanitario que eso implica, Inglaterra, Alemania y otros países noreuropeos insinúan al momento una aproximación más pasiva, inclinándose por la filosofía darwinista de selección natural para salvaguardar sus economías y crear así una ventaja competitiva.
Si bien para los amantes de las teorías conspirativas sería más reconfortante a nivel intelectual y espiritual imaginar que se trata de un malvado plan del establishment occidental para frenar el inminente avance chino, la verdad es que se trata de una crisis global que ningún Estado necesitaba y para la que nadie estaba preparado.
Las consecuencias económicas, sociales y políticas que esto puede traer son hoy incalculables.
O sea, si el virus fue plantado les salió más caro el collar que el perro.
Otra cosa que escucho por aquí y con la que no estoy de acuerdo es que las medidas son exageradas, que coartan demasiado la libertad de las personas, que destrozan una economía ya frágil y que el tema en general está sobredimensionado.
Obviamente no soy un estudioso del tema ni he leído suficientes especialistas, pero tengo mi opinión personal basada en la experiencia: si el gobierno italiano impone medidas que generan una enorme pérdida económica, una profunda disrupción social y el consiguiente costo político, imagino que dichas medidas son inevitables.
Por otro lado creo que si las cifras oficiales de infectados y contagios son las que son, la situación real debe ser mucho peor, y no al contrario.
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Por último, me pregunto si había otra forma de hacer las cosas para evitar esta situación. Tal vez no. Tal vez sea un símbolo de los tiempos y un carísimo llamado de atención a nuestro estilo de vida moderno.
Sobre esto último recomiendo googlear un texto “Coronavirus psicóloga Francesca Morelli”, quien interpreta la irrupción de este virus como una forma de equilibrio universal, trazando una impecable correlación entre nuestros comportamientos sociales, el sistema económico y su impacto ambiental con las consecuencias prácticas que la crisis trajo a nuestras vidas.
Como pequeña muestra, me permito citar las frases que más me llegaron, específicamente sobre la cuarentena: “Quietos, en casa, día tras día. A contar las horas de un tiempo al que le hemos perdido el valor, si acaso éste no se mide en retribución de algún tipo o en dinero. ¿Acaso sabemos todavía cómo usar nuestro tiempo sin un fin específico?”
Hoy lunes 16 de marzo, los contagios en Italia siguen creciendo pero nos toca mantener la esperanza y seguir respetando la cuarentena, que parece ser el único antídoto posible.
También nos toca cantar por los balcones, como habrán visto, para combatir la ansiedad y desdramatizar aunque sea un poco.
Mis queridos lectores, espero que pronto recuperemos la normalidad y deseo plenamente que en Argentina se controle la situación lo antes posible.
¡Hasta la próxima!
Como pequeña muestra, me permito citar las frases que más me llegaron, específicamente sobre la cuarentena: “Quietos, en casa, día tras día. A contar las horas de un tiempo al que le hemos perdido el valor, si acaso éste no se mide en retribución de algún tipo o en dinero. ¿Acaso sabemos todavía cómo usar nuestro tiempo sin un fin específico?”
Hoy lunes 16 de marzo, los contagios en Italia siguen creciendo pero nos toca mantener la esperanza y seguir respetando la cuarentena, que parece ser el único antídoto posible.
También nos toca cantar por los balcones, como habrán visto, para combatir la ansiedad y desdramatizar aunque sea un poco.
Mis queridos lectores, espero que pronto recuperemos la normalidad y deseo plenamente que en Argentina se controle la situación lo antes posible.
¡Hasta la próxima!
Emilio Nogueira
Instagram: @iselectortravel
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