En este encierro voluntario de la cuarentena estoy reviviendo sensaciones lejanas pero muy familiares por haberlas experimentado antes. Hace ya mas de 40 años también estuve encerrado un tiempo por decisión propia, primero en el dpto de un amigo a pasar esa noche y luego en una pensión.
Todos sabían que las Fuerzas Armadas darían un golpe de estado el 24 de Marzo. Para esa fecha yo cursaba el último año de medicina y militaba en el Centro de Estudiantes.
Sólo llevaba conmigo dos libros, un par de mudas, un miedo impiadoso y la consigna de guardarse y desaparecer por un par de semanas por seguridad.
La sensación de la que hablo es el miedo, “ese puto miedo paralizante pariente del terror“ pero no a un virus sino a los hombres de hierro de los que habla Gieco.
Enterramos en el patio del Centro nuestros bienes más valiosos: libros y discos. Dejamos nuestra casa de estudiantes en Rosario para escondernos. Escuchamos por radio el comunicado Nº 1 de la Junta Militar cerca de la medianoche del 23. El poder fue tomado por los tres jefes militares iniciando el llamado Proceso de Reorganización Nacional.
Terminamos con mi hermano en un conventillo de Rosario Norte refugio de cafiolos y paraguayos ilegales.
Estuvimos allo cuatro meses. de los cuales El recuerdo primordial es la ausencia absoluta de recuerdos, salvo la mancha en la lona del cielorraso del cuarto, la que me evocaba el mapa de Australia.
Debuté en docencia universitaria en la UNR en 1971, ganando un concurso de Auxiliar Docente en Anatomía mientras cursaba el 2do año de Medicina.
Poco después recibí una carta documento de la Intervención Militar a la Universidad notificándome de que había sido dado de baja de UNR por imperio de la Ley de Prescindibilidad (Ley 21.274). El regalito incluía 5 años de inhabilitación para empleos en el estado; ¡chau residencia médica en el hospital nacional!
Tuvimos un par de allanamientos a nuestra casa de estudiantes y otro a la casa de nuestros padres en Concepcion del Uruguay mas la perdida del empleo. Es decir, no nos paso nada...
Ir a la facultad era peligroso, solo aparecíamos el día del examen final como alumno libre a rendir.
Tampoco tuvimos ceremonia de graduación, juramentos ni diploma.
Han pasado 44 años desde aquellos días de terror, encierro y corridas.
Hoy compartiendo la estrategia de cuarentena, con mas aburrimiento que miedo me quejo de este encierro, de lo las 24/24 horas de hogar, de lo que uno engorda estando quieto y encerrado, todos males ínfimos comparados a com los del ´76 cuando la muerte se paseaba entre nosotros.
Ahora solo quería trasmitir estas reflexiones a 44 años del último golpe de estado y recordarnos ahí.
Contarles que nos encerrábamos y escondíamos por seguridad y que hoy encerrados de nuevo, pensaba en los amigos y compañeros secuestrados, torturados y desaparecidos que perdimos y a en las historias espantosas que la CONADEP condensó en su libro “Nunca Más”.
Frente a aquello, este encierro es una vacación, no es nada…
Ahora con tanto tiempo para reflexionar quizá podamos permitirnos ver algo nuevo: este hecho puede ser la curva que nos ponga en el camino correcto.
Algo mas. Bien por los líderes políticos de hoy! Hacia tiempo que no estaban a la altura de las necesidades.
¡Y bien Alberto ahí!
Daniel De Michele
eljibaro2002@gmail.com
eljibaro2002@gmail.com
- - -
Redes sociales